Sin duda, una de las temáticas más recurrentes y repetidas hasta la saciedad en fotografía son las macros de flores. Y no es de extrañar, pues estos seres vivos son los mejores y más pacientes modelos que cualquier fotógrafo pueda soñar, sobre todo para los que como yo hacemos de la fotografía una mera y relajante afición. Basta con elegir un día sin viento si la sesión va a tener lugar en el exterior, práctica que recomiendo muy especialmente si lo que se desea es disfrutar de una actividad pausada y muy gratificante. Y aunque pudiera parecer lo contrario, no siempre es fácil conseguir esa foto ideal que llevas en la cabeza pese a que tu modelo está ahí, quietecito y hasta atado al suelo, sin moverse, pero lo cierto es que pueden ser muchos y largos los minutos que pasarán buscando el encuadre adecuado, la exposición correcta... Al final termino con dolor de espalda y piernas, por las poco saludables posturas que suelo adoptar... Y después de varias decenas y hasta cientos de disparos, finalmente te quedas con dos o tres fotos que realmente te gustan. Como ésta.
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